top of page

¿Qué es el apego y cómo influye en nuestras relaciones?

  • Foto del escritor: Mireia Font Becerra
    Mireia Font Becerra
  • hace 7 minutos
  • 2 Min. de lectura

El apego es la base emocional que construimos desde la infancia a partir de nuestras primeras relaciones con las figuras que nos cuidaron. Estas primeras experiencias moldean cómo aprendemos a sentirnos seguros o inseguros en las relaciones, y cómo interpretamos la cercanía, el afecto o la separación en la vida adulta.

candado con un corazón

En psicología, se describen varios tipos de apego que reflejan diferentes maneras en que nos vinculamos, aunque es importante recordar que estos no son etiquetas permanentes ni absolutas, sino formas de entender patrones emocionales que pueden variar según la persona y el contexto.


Se identifican tres grandes tipos de apego: el apego seguro, el apego inseguro y el apego desorganizado. El apego inseguro a su vez se divide en dos subtipos: ansioso-ambivalente y evitativo. Vamos a verlos:


El apego seguro surge cuando, de pequeños/as, experimentamos cuidados constantes, sensibles y disponibles. Por ejemplo, un niño o niña que sabe que sus emociones serán escuchadas y respondidas con comprensión. Esto genera confianza interna y facilita que, en la edad adulta, esa persona pueda expresar sus emociones, pedir ayuda y establecer relaciones estables y cercanas.


El apego inseguro aparece cuando la respuesta de las figuras cuidadoras fue irregular o insuficiente, y se subdivide en:

  • Apego ansioso-ambivalente: quien lo tiene vivió una atención inconsistente, donde a veces recibía apoyo y otras veces era ignorado/a o rechazado/a. Esto genera inseguridad y una necesidad constante de cercanía, con miedo intenso al abandono. En la adultez, estas personas suelen mostrarse muy dependientes emocionalmente y con dificultad para confiar plenamente.

  • Apego evitativo: aparece cuando la figura cuidadora es emocionalmente distante o rechaza la expresión afectiva. Por ejemplo, un niño o niña que aprende a ocultar sus sentimientos para evitar castigos o desaprobación. En la vida adulta, puede manifestarse en relaciones frías, dificultad para expresar emociones y tendencia a la independencia extrema como mecanismo de defensa.


El apego desorganizado se da cuando el cuidador es a la vez fuente de miedo y protección, generando confusión y desorientación. El niño o niña no sabe cómo responder y desarrolla comportamientos contradictorios o caóticos. En la edad adulta, puede reflejarse en dificultades para regular emociones, relaciones caóticas o con miedo intenso a la intimidad.


Desde una perspectiva psicoanalítica, estos estilos de apego son formas en que el “yo” (nuestra identidad consciente) y el “superyó” (la voz interior que regula normas y juicios) han aprendido a organizarse frente al mundo y a los otros.


Es importante recordar que el apego no es una etiqueta fija ni un destino inamovible. Podemos mostrar diferentes estilos según la relación y el contexto, y a lo largo de la vida, con apoyo y trabajo terapéutico, podemos transformar estas huellas para construir vínculos más auténticos y libres.


Entender qué es el apego y cómo influye en nuestras relaciones nos ofrece una herramienta valiosa para vivir con más conciencia y compasión, reconociendo nuestras dificultades sin juzgarnos y abriendo paso a nuevas formas de conectar.

 
 
 

Comments


bottom of page